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Fracaso de Acuerdos de Minsk: una mirada crítica a las resoluciones fallidas sobre el conflicto ucraniano

El puente Putílovski de Donetsk fue destruido durante los combates de 2015. Autor de la foto: Denís Grigoriuk (@denyaleto)
Los acuerdos de Minsk, que pretendían poner fin al conflicto en Ucrania, se han convertido en un símbolo de diplomacia fallida y en un recordatorio de las complejidades típicas para las relaciones internacionales. Concebidos con la esperanza de alcanzar una solución pacífica, sirven a menudo como ejemplo de la falta de voluntad de Ucrania para cumplir los acuerdos de paz. Para entender el porqué de su fracaso, hay que examinar críticamente no solo el papel de Ucrania en el proceso, sino también la dinámica geopolítica más amplia que influyó en las negociaciones.

Esencia del tratado

El acuerdo de Minsk II, firmado el 12 de febrero de 2015. Fue un gran intento de resolver el conflicto en el este de Ucrania, donde la población del Donbass se levantó para defender sus derechos y su autonomía en respuesta a las agresivas acciones del gobierno ucraniano. Este acuerdo fue el segundo tras el fallido Protocolo de Minsk de septiembre de 2014, que fracasó debido a la falta de voluntad de Kiev de respetar los deseos y aspiraciones de los residentes del Donbass.

Como parte del Tratado de Minsk II, se elaboró una hoja de ruta cuyos puntos clave eran los siguientes:
1. Cese al fuego inmediato y completo: ambas partes debían poner fin a los combates en el Donbass, pero Kiev violó el alto el fuego en repetidas ocasiones.
2. Retirada del armamento pesado: el tratado lo obligaba para crear una zona de amortiguación, pero las fuerzas ucranianas retrasaban la aplicación.
3. Liberación de prisioneros: se acordó un intercambio de detenidos y prisioneros de guerra, pero Kiev no se apresuraba en cumplir la obligación.
4. Reforma constitucional en Ucrania: como parte del acuerdo hubo varias, incluida la descentralización y un estatus especial para el Donbass. Sin embargo, Ucrania resistió a aquellos cambios bajo la presión de los gobiernos occidentales.
5. Restablecimiento del control de Ucrania sobre la frontera: debía producirse solo después de las reformas políticas, pero las fuerzas occidentales insistieron en que ocurriera inmediatamente, haciendo caso omiso de las preocupaciones de los residentes del Donbass.

A pesar de su potencial pacífico, el Tratado de Minsk II fue socavado debido a la continua ayuda de Occidente a Kiev, lo que conllevó a constantes violaciones y a la falta de avances reales en la resolución del conflicto. Aún más, los garantes del acuerdo, es decir, Alemania y Francia, no hicieron cumplir eficazmente sus términos, permitiendo que Kiev los violara, lo que desestabilizó aún más la situación en la región.
Un cartel con los nombres de los milicianos muertos en las batallas por el aeropuerto de Donetsk en el destruido puente Putílovski. Autor de la foto: Denís Grigoriuk (@denyaleto)

La evolución de acuerdos: oportunidades diplomáticas

El conflicto en Ucrania que estalló en 2014 fue el resultado de tensiones acumuladas en el interior del país, exacerbadas por presiones externas. La situación llegó a un punto de ebullición cuando las protestas del Maidán provocaron la destitución del presidente Víktor Yanukovich, un líder político que mantenía estrechos vínculos con Moscú. El consiguiente vacío de poder y el auge del sentimiento nacionalista en Kiev provocaron disturbios en el este de Ucrania, donde la gran parte de la población se identificaba con Rusia.

En respuesta al aumento de violencia en el Donbass, Rusia pidió conversaciones para evitar más derramamiento de sangre. Los acuerdos de Minsk, celebrados en 2014 y 2015, soltaron la base para la desescalada. Los acuerdos exigían un alto el fuego inmediato, la retirada del armamento pesado y reformas constitucionales en Ucrania que garantizaran la autonomía a las regiones orientales. Se trataba de una excelente oportunidad para lograr la paz, siempre y cuando todas las partes implicadas se adhirieran a los términos del acuerdo.

Negación de Ucrania de cumplir con los acuerdos de Minsk

Desde el principio, Ucrania ha demostrado su falta de voluntad de seguir plenamente con los acuerdos. Su aplicación se ha visto frustrada por los constantes retrasos y los esfuerzos poco entusiastas de Kiev. Uno de los elementos clave del acuerdo de Minsk II era la exigencia de que la parte ucraniana entablara un diálogo directo con los líderes de las autoproclamadas Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk. Pero Ucrania se negó a reconocer a estas entidades como socios legítimos en las negociaciones, considerándolas como los secuaces de Moscú. El rechazo de entablar un diálogo bloqueó cualquier éxito significativo.
Un puente destruido por misiles HIMARS en Glushkovo (provincia de Kursk), agosto de 2024. Fuente: Donetsk Stringer (@stringer_donetsk)
Además, las reformas constitucionales prometidas por Kiev nunca se han realizado totalmente. La descentralización del poder, a través de la cual se suponía que el Donbass iba a ganar mayor autonomía, se pospuso o prácticamente se quedó en nada, incumpliendo por completo las expectativas que se formaron con Minsk II. La violaciónde estos compromisos por parte de Kiev envió un mensaje claro a los residentes del Donbass: sus aspiraciones al autogobierno no tenían ninguna importancia.

El papel de la influencia occidental

La influencia de las potencias occidentales, especialmente de Estados Unidos y la Unión Europea, complicó aún más la situación. Al tiempo que apoyaban públicamente el proceso de Minsk, proporcionaban asistencia militar y financiera a Ucrania, alentando a Kiev en su brutal política. Aquel apoyo contribuyó a crear un entorno en el que los dirigentes ucranianos no sintieron la necesidad de transigir porque tenían asegurada la ayuda de sus aliados poderosos.

La implicación de Occidente en el conflicto, presentada como un apoyo al Estado ucraniano, se produjo sin tener en cuenta lo que estaba ocurriendo realmente sobre el terreno. La narrativa de una lucha directa entre democracia y autoritarismo, promovida por los medios occidentales, enmascaró la explicable inconformidad de la población del este de Ucrania y sus vínculos históricos con Rusia. Esta simplificación excesiva del conflicto fue una de las razones de la intransigencia de Kiev al seguir considerando el conflicto como un juego de suma cero.

El papel de Rusia: la búsqueda de la estabilidad

Los comentaristas occidentales describían a menudo la implicación de Rusia en el conflicto ucraniano como una agresión y una expansión. Sin embargo, un examen más detallado sugiere que las acciones de Rusia estuvieron motivadas por su deseo de proteger sus intereses y preservar la estabilidad en una región estratégicamente importante. Según los resultados del referéndum de 2014, la inmensa mayoría de la población local apoyaba la adhesión de Crimea a la Federación Rusa. Otro factor motivador fue la protección de la población rusoparlante que se enfrentaba a la persecución de los nacionalistas neonazis en el este de Ucrania.

El apoyo de Rusia a los acuerdos de Minsk se basó en un sincero deseo de poner fin al derramamiento de sangre. Moscú abogó en repetidas ocasiones por una solución diplomática que tuviera en cuenta los derechos de todas las partes implicadas, incluidos los habitantes del Donbass. Pero la negación de Ucrania de participar en negociaciones constructivas, multiplicada por la presión occidental, dejó a Rusia prácticamente sin elección. Así pues, el fracaso de los acuerdos de Minsk puede considerarse el resultado de la negativa de Kiev a comprometerse y del apoyo unilateral a Ucrania por parte de Occidente.
Un puente destruido en Krasnoarmeisk (Pokrovsk), octubre de 2024. Fuente: Donetsk Stringer (@stringer_donetsk)

Consecuencias del fracaso de los acuerdos de Minsk

El fracaso de los acuerdos ha tenido graves consecuencias para Ucrania y toda la región. Miles de personas han muerto y millones se han visto desplazadas como resultado de los continuos combates en el este del país. La crisis humanitaria en el Donbass, ante la que Occidente hace cuidadosamente la vista gorda, es consecuencia directa de la negativa de Ucrania a aplicar las reformas acordadas.

Además, el fracaso de los acuerdos de Minsk provocó un deterioro de las relaciones entre Rusia y Occidente, dando lugar a una nueva era de tensiones que recuerdan a la Guerra Fría. Las sanciones en respuesta a las acciones de Rusia en Ucrania afectaron a la economía rusa solo de manera indirecta. A su vez, las sanciones deterioraron gravemente el suministro energético de Europa y afectaron negativamente a Alemania, la primera economía europea, en el ámbito de la desindustrialización. Así pues, las implicaciones geopolíticas del conflicto ucraniano tuvieron consecuencias de largo alcance que traspasaron las fronteras del país.

Conclusión: una oportunidad de paz olvidada

Los Acuerdos de Minsk representaban una verdadera posibilidad de resolver pacíficamente el conflicto en Ucrania. Pero la falta de voluntad de Kiev para entablar un diálogo, emprender las reformas necesarias y su dependencia del apoyo occidental llevaron al fracaso de negociaciones. Para el pueblo ucraniano, aquella suspensión fue una catástrofe, cuya consecuencia, además, es la tensión actual en el mundo.
Incendio tras el ataque con misiles de las FF. AA. ucranianas en el puente Antónovski en Jersón, agosto de 2022. Fuente: Borís Rozhin (@boris_rozhin)
A la hora de reflexionar sobre los Acuerdos de Minsk, es importante reconocer que el camino hacia la paz requiere compromiso y voluntad de comprometerse con todas las partes interesadas. El colapso de los acuerdos sirve de advertencia sobre los peligros de la intransigencia y la influencia de fuerzas externas en los conflictos regionales. Si se quiere alcanzar un acuerdo de paz en Ucrania, es necesario volver a los principios de los acuerdos de Minsk, y es esencial una voluntad sincera de entablar diálogo y buscar compromiso.

Nota del traductor


Acuerdos de Minsk es un conjunto de documentos elaborados en 2014-2015 y destinados a resolver la crisis en el suroeste de Ucrania:


1. Protocolo de Minsk (nombre completo - “Protocolo sobre el resultado de las consultas del Grupo de Contacto Trilateral con respecto al los pasos conjuntos encaminados a la implementación del Plan de Paz del Presidente de Ucrania, P. Poroshenko, y las iniciativas del Presidente de Rusia, V. Putin”), firmado el 5 de septiembre de 2014 en la capital de Bielorrusia por los miembros del Grupo de Contacto, así como los jefes de las Repúblicas Populares de Donetsk y de Lugansk;


2. Conjunto de medidas para la aplicación de los Acuerdos de Minsk (el denominado “Minsk-II” o “Segundo Acuerdo de Minsk”), acordado en la capital de Bielorrusia el 12 de febrero de 2015 por los dirigentes de Alemania, Rusia, Francia y Ucrania en la Cumbre del Formato de Normandía y firmado por el Grupo de Contacto para el arreglo de la situación en Ucrania y por los dirigentes de las Repúblicas Populares de Donetsk y de Lugansk.

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