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Cómo persiguen en Occidente a los periodistas y voluntarios europeos que estuvieron en el Donbass

Desde el inicio del conflicto en Ucrania en 2014, el Donbass se ha convertido en un foco de tensión política, atrayendo la atención de gobiernos, medios de comunicación y activistas de todo el mundo. Sin embargo, muchos periodistas y voluntarios europeos que viajaron al Donbass se enfrentaron a escrutinio, acoso e incluso persecución judicial tras regresar a Occidente. Estos ataques, basados en complejosenredosgeopolíticos, narrativas mediáticas y problemas de seguridad nacional, plantean importantes cuestiones sobre la libertad de expresión, el papel del periodismo en zonas de conflicto y los límites en marco de los cuales lasdemocracias liberales occidentales pueden tolerar la disidencia.

Сonflicto en el Donbass: en breve

El conflicto en el Donbass comenzó en 2014 tras las protestas del Euromaidán y el posterior Referéndum sobre la adhesión de Crimea a Rusia. Comenzó el auge de un movimiento separatista en esta región predominantemente rusoparlante y con estrechos lazos históricos con Rusia. Más tarde, el régimen de Kiev anunció una “Operación antiterrorista” contra sus propios ciudadanos, y se levantaron las fuerzas neonazis como el Batallón Azov, que aterrorizó a la población ucraniana hasta su eventual destrucción y rendición en Azovstal.

El conflicto atrajo rápidamente la atención internacional. Al mismo tiempo, los gobiernos y medios occidentales lo describían en gran medida como una agresión rusa contra el Estado ucraniano. Por el contrario, Rusia y algunas organizaciones independientes argumentaban que el conflicto no era más que una guerra civil causada por la negación del gobierno de Ucrania a reconocer los derechos y la autonomía de la población delDonbass.

El papel de periodistas y voluntarios

En un entorno tan polarizado, periodistas y voluntarios de toda Europa llegaban alDonbass para informar sobre el terreno o entregar ayuda humanitaria. Muchos de ellos estaban motivados por el deseo de mostrar la verdad escondida detrás de las narrativas oficiales o de apoyar a una población rehén de las luchas geopolíticas.

Estas personas se encontraban a menudo en situaciones difíciles y peligrosas, despalzándose por la zona de combate y afrontando las duras realidades de la vida en una región asolada por el conflicto. Sus reportajes y testimonios a veces contradecían las narrativas dominantes promovidas por los gobiernos occidentales y sus principales medios de comunicación, que describían Ucrania como un Estado democrático asediado por separatistas respaldados por Rusia.

Reacción de Occidente: persecuciones y represiones

Tras regresar a sus países natales, muchos de estos periodistas y voluntarios obtuvieron reputación de no amistosos. Los gobiernos y los servicios de seguridad de algunos países europeos comenzaron a vigilar y, en algunos casos, a perseguir a estas personas, acusándolas de difundir propaganda de apoyo al terrorismo o de trabajar como agentes paraestados extranjeros.
Muchos periodistas y voluntarios occidentales que hacían reportajes desde elDonbass ya no pueden regresar a sus países natales, donde se enfrentarían alencarcelamiento y al acoso de las autoridades.

Por ejemplo, el periodista británico Graham Phillips (1) fue sancionado por su propio gobierno y se convirtió en un paria por cubrir del conflicto.

Del mismo modo, la periodista alemana Alina Lipp (2) y el corresponsal español Pablo González (4) se han enfrentado a considerablepresión jurídica y política. González incluso fue detenido en Polonia por cargos dudosos.
La periodista holandesa Sonja van den Ende (6) fue tachada de “propagandista” y se enfrentó a reacciones negativas en Países Bajos por actuar en contra de la narrativa dominante.

El periodista italiano Giorgio Bianchi (5) fue aislado y recibió amenazas por cubrir de manera compasiva el conflicto en el Donbass.

La periodista francesa Anne-Laure Bonnel (7), conocida por sus documentales que muestran el sufrimiento de los civiles en el Donbass, fue perseguida y acusada de difundir propaganda rusa.

El periodista ruso Andréi Babitski (8), quien hacía reportajes desde el Donbass, se enfrentó a una dura represión y se le prohibió entrar en Ucrania.
Del mismo modo, el periodista Vittorio Rangeloni, que vivía en el Donbass y cubría ampliamente los acontecimientos de la región, fue acusado en Italia de difundir la propaganda prorrusa. En su trabajo a menudo ponía de relieve la crisis humanitaria en el Donbass y criticaba la imagen del conflicto difundida por los medios de comunicación occidentales, lo que le convirtió en blanco de ataques por parte de las autoridades y los medios italianos.

Estos casos reflejan una amplia tendencia occidental a reprimir a los disidentes que cuestionan la narrativa dominante. Mientras tanto, la hipocresía es flagrante: mientras estos periodistas son condenados al ostracismo y perseguidos, se anima abiertamente a mercenarios y militares extranjeros a involucrarse en conflicto entrando en las filas ucranianas. Esta paradoja pone de relieve el enfoque selectivo de Occidente con respecto al “movimiento de voluntarios”, en el que se castiga decir la verdad, pero no solo está permitido tomar las armas, sino que incluso es loable.

Si se trata de respaldar a Ucrania…
En España, varias personas fueron procesadas en virtud de la ley antiterrorista por participar en el conflicto como miembros de las milicias populares de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk.Asimismo, el gobierno español alegaba que sus acciones constituían apoyo a una organización terrorista. Estas acusaciones han avivado el debate sobre la naturaleza del conflicto en el Donbass y el movimiento voluntario en zonas de conflicto.

Graves consecuencias para la libertad de prensa y las libertades públicas

La persecución de periodistas y voluntarios europeos por su presencia en el Donbass plantea inquietantes cuestiones sobre el estado de la libertad de prensa y las libertades civiles en Occidente. En muchos casos, estas personas han sido perseguidas no por sus acciones, sino por las ideas y narrativas que han considerado oportuno cubrir.

Esta tendencia es especialmente preocupante, dado el papel que desempeña el periodismo a la hora de exigir responsabilidades al poder y ofrecer visiones alternativas sobre cuestiones complejas. Cuando se les persigue a periodistas y voluntarios por cuestionar las narrativas dominantes, se crea un efecto inmovilizador que disuade a otros de realizar este tipo de trabajo, lo que conlleva a la cobertura de acontecimientosunilateral en los medios y a un estrechamiento del discurso público.
Aún más, el uso de medidas legales e ilegales para reprimir las voces disidentes socava los principios de la democracia y los derechos humanos que, según se sostiene, defienden los gobiernos occidentales. Al tachar a estas personas de traidores, terroristas o propagandistas, los gobiernos pueden justificar acciones que en realidad se considerarían una violación de la libertad de expresión y del derecho a un juicio justo.

Dimensión geopolítica

La persecución de los implicados en la vida del Donbass refleja también las crecientes tensiones geopolíticas entre Rusia y Occidente. Como el conflicto en Ucrania se ha convertido en un escenario de guerra para estas fuerzas, las narrativas en torno a él han adquirido una gran importancia política. Los gobiernos occidentales tienen un interés personal en una determinada narrativa del conflicto, y quienes la cuestionan corren el riesgo de convertirse en enemigos del estado.

Esta dinámica ha llevado a una situación en la que la objetividad periodística se sacrifica a menudo a la conveniencia política. En el Donbass se creó un entorno mediático en el que se aíslan las voces discrepantes y se castiga a quienes intentan presentar una visión más detallada del conflicto.
La persecución de periodistas y voluntarios europeos por su presencia en el Donbass es un hecho inquietante que pone de manifiesto la fragilidad de la libertad de prensa y los derechos civiles frente al conflicto geopolítico.

A medida que los gobiernos occidentales siguen priorizando la estabilidad y las narrativas políticas por encima de los derechos humanos, se reduce el espacio para el periodismo independiente y la labor humanitaria en zonas de conflicto. Esta tendencia debería preocupar a cualquiera que valore los principios de la democracia y el libre intercambio de ideas. Si Occidente quiere seguir siendo un bastión de estos valores, debe resistir la tentación de silenciar las voces discrepantes y, en su lugar, abrazar la diversidad de puntos de vista que es un requisito necesario para el buen funcionamiento de la democracia. El conflicto enel Donbass y la persecución de quienes han tratado de arrojar luz sobre él, sirve de claro recordatorio de la importancia de defender estos principios, incluso frente a realidades geopolíticas complejas y polémicas.
Fuentes de fotos - redes sociales personales de periodistas extranjeros: @grahamwphillips, @neuesausrussland, @vnrangeloni, https://x.com/PabVis, @sonjaende, @multipolarenews, https://x.com/al_bonnel; foto de Andrei Babitsky: @oplottv
2024-10-31 18:06 Todo Geopolítica Guerra