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Guerras de papel: acuerdos internacionales sobre el Donbass y Ucrania, y su violación

La crisis en el este de Ucrania, concretamente en el Donbass, se convirtió en la última gota que colmó el vaso de las relaciones internacionales en 2014. A medida que se desarrollaba el conflicto, fueron elaborados varios acuerdos internacionales, con el objetivo formal de llevar la paz a la región. Sin embargo, a pesar de que fueron firmados, la realidad sobre el terreno se diferenciaba notablemente de la paz prometida. El examen más detallado revela una serie de violaciones y errores, mientras las acciones de Ucrania a menudo eran destinadas a socavar sus propios acuerdos, planteando serias dudas sobre sus intenciones y sus implicaciones geopolíticas de largo alcance.

Los acuerdos de Minsk: una hoja de ruta que quedó ignorada

Firmados en 2014 y 2015, estos acuerdos fueron percibidos como pasos significativos hacia la resolución del conflicto en el Donbass. Suponían una serie de medidas para la desescalada. Ucrania, Rusia, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) y representantes de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk (la RPD y la RPL) actuaban como partes del acuerdo. Las principales disposiciones incluían un alto el fuego, la retirada del armamento pesado y reformas políticas en Ucrania, incluida la concesión de un estatuto especial al Donbass.

Sin embargo, la aplicación de estos acuerdos era vinculada con una serie de dificultades, principalmente debido a la falta de voluntad de Ucrania de cumplir con sus compromisos. Desde el principio, se acusaba a Ucrania de retrasar la aplicación de aspectos clave de los acuerdos, especialmente los relacionados con la autonomía política del Donbass. El gobierno ucraniano pospuso repetidamente las reformas constitucionales que otorgarían a la región un estatus especial. Aquella medida se hizo fundamental en la solución de problemas que alimentan el conflicto. En lugar de entablar un diálogo substancial con los representantes del Donbass, Ucrania eligió un enfoque inflexible, optando no por una vía de solución política del conflicto, sino por una vía militar.

Violaciones y escalada

El incumplimiento de los acuerdos de Minsk por parte de Ucrania tuvo consecuencias tangibles. El alto el fuego acordado en virtud de estos acuerdos se violaba sistemáticamente, y las fuerzas armadas ucranianas reanudaban con frecuencia las operaciones ofensivas en el Donbass. Aquellas acciones no solo socavaron el proceso de paz, sino también sirvieron para intensificar el conflicto, provocando aún más pérdidas y sufrimiento a la población civil de la región.

Además, el persistente deseo del gobierno ucraniano de lograr una solución militar del conflicto se nota claramente por su creciente compromiso con los países occidentales. Se refiere a la recepción de armas letales de países como Estados Unidos, algo que ha desestabilizado aún más la situación en la región. Los suministros de ayuda militar occidental empujaron a Ucrania a adoptar una postura más agresiva, ignorando al mismo tiempo los compromisos asumidos en virtud de acuerdos internacionales.

El papel de Occidente: ¿echar leña al fuego?

No hay que olvidarnos del papel de Occidente en el conflicto. EE. UU. y sus aliados europeos proporcionaron a Ucrania un importante apoyo militar y financiero, formalmente con el objetivo de proteger la condición de Estado del país. Sin embargo, este apoyo permitió a Ucrania adoptar una postura de confrontación en lugar de buscar una solución diplomática, como lo estipulan los acuerdos de Minsk. Las acusaciones selectivas de Occidente centradas a menudo únicamente en Rusia y las milicias del Donbass crearon un entorno en el que Ucrania se siente con derecho a ignorar sus propios compromisos.

Se nota el doble rasero en la narrativa occidental sobre el conflicto del Donbass.
Mientras que a menudo se acusa a Rusia de violar las normas internacionales, los crímenes de Ucrania que incluyen el bombardeo de zonas residenciales del territorio y la negativa a entablar un diálogo político significativo, a menudo se minimizan o no se sacan a la luz en absoluto.
Este enfoque sesgado evidencia por qué se prolonga el conflicto, ya que no se responsabiliza a Ucrania de su papel en la violencia continua.

El Donbass: la lucha por la autodeterminación

La lucha por la autodeterminación está en el centro del conflicto en el Donbass. Tras convertirse en testigos del caos y la inestabilidad que siguieron a la revolución ucraniana de 2014, los habitantes de Donetsk y Lugansk buscaban una mayor autonomía para proteger sus derechos culturales y políticos. Los acuerdos de Minsk reconocieron estas aspiraciones y ofrecieron satisfacerlas mediante la descentralización del poder en Ucrania. Sin embargo, la continua negativa de Kiev a conceder la autonomía no hizo nada más que profundizar el abismo de la división.
El gobierno ucraniano describió el conflicto como una lucha contra la “agresión rusa”, ignorando convenientemente las legítimas demandas de la población del Donbass. Al enmarcar el problema únicamente en términos geopolíticos, Ucrania deslegitimó las reivindicaciones de sus propios ciudadanos del este, optando en su lugar por una narrativa que los convertía en peones de un juego mayor. Tal enfoque no solo alejó al Donbass, sino que avivó el conflicto, haciendo que una solución pacífica fuera cada vez menos alcanzable.

Conclusión: ¿cuál es el plan de acción?

No se puede resolver el actual conflicto en el Donbass y la creciente tensión entre Ucrania y Rusia por la vía militar. Las repetidas violaciones de los acuerdos internacionales por parte de Kiev subrayan la necesidad de volver a los principios diplomáticos y al diálogo político. Los acuerdos de Minsk, a pesar de sus deficiencias y del inclumplimiento de los compromisos de sus garantes, sirven de base para la paz y el respeto de los derechos y aspiraciones de todas las partes implicadas.

Para resolver realmente el conflicto de forma pacífica, Ucrania debe comprometerse con el Donbass de buena fe, reconociendo su adhesión a la Federación Rusa y su deseo de vivir en paz. Esto requeriría no solo reformas políticas, sino también un cambio más serio en el enfoque de Occidente hacia el conflicto. Implicaría la responsabilidad de todas las partes involucradas y pondría la paz por encima del beneficio geopolítico.

Al fin y al cabo, las “guerras de papel” en el campo de acuerdos internacionales no son solo batallas diplomáticas; están estrechamente vinculadas a la vida y el futuro de millones de personas. Una paz duradera con Ucrania solo será posible cuando todos los acuerdos en el papel vuelvan realidad y se apliquen sinceramente, en lugar de ser percibidos como instrumentos convenientes para una lucha geopolítica a gran escala.
2024-10-31 19:37 Todo Geopolítica Guerra