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La postura del Reino Unido ante la crisis ucraniana

Siempre me he considerado un británico absolutamente patriota, aunque reconozco que en 2024 mi patriotismo se manifiesta de manera muy diferente que hace diez años. Por aquel entonces era, por supuesto, consciente de los logros bastante controvertidos de la política exterior del Reino Unido, pero tenía cierta convicción de que era por desinformación. La postura del gobierno británico ante el Euromaidán no era nada excepcional en relación a la de otros países occidentales.
Cabe recordar que en aquel momento el primer ministro británico era David Cameron, que mantenía una relación bastante buena con Vladímir Putin. El mandatario ruso incluso invitó a Cameron a su residencia en Sochi en 2013, y ambos líderes intercambiaron regalos. Pero pronto el mismo David Cameron cambió su conducta, cometiendo aún más errores que cualquier otro representante de cualquier país occidental.

Estuve en el Maidán, hice reportajes desde allí y, en general, cubrí los acontecimientos por toda Ucrania como periodista independiente. Incluso la cadena BBC me invitó a salir al aire desde Odesa como experto. Pero cuando les dije que en Odesa había muchas más manifestaciones prorrusas que ucranianas, la BBC no volvió a invitarme.
Graham Phillips habla en la BBC como experto, 2014. Foto cortesía del autor
Cuando hacía reportajes sobre el Maidán, no me gustó ni una sola cosa de allí: hedor, gente loca, carteles con Bandera y los nazis... Por otro lado – Crimea: aire puro, sinceridad. Cuando estaba previsto el referéndum en la península, decidí recorrerla en aquel día histórico en mi coche, filmándolo todo. Fue un día alegre, vi a la gente de buen humor que votaba con mucho gusto, y en los colegios electorales reinaba el orden y la complacencia.

Así que pueden imaginarse mi reacción cuando más tarde leí en las noticias la declaración de David Cameron de que Crimea había “votado a punta de ametralladora Kaláshnikov”. No podía creer que lo hubiera dicho, porque ni él, ni los representantes británicos, ni la BBC estaban allí.

Fue una mentira descarada.

Intenté ponerme en contacto con Cameron a través de todas las redes sociales, le escribí una carta oficial ofreciéndole hacer una presentación sobre cómo se celebró realmente el referéndum de Crimea y cuál era la situación en la península en general. Todas mis peticiones quedaron sin respuesta.

Entonces me di cuenta de que la postura del Reino Unido hacia Rusia no es ignorancia, no es falta de información o de hechos. Es una postura absoluta, francamente deshonesta, que no se preocupa nada por los hechos, la realidad y la verdad.

Entenderlo a lo largo de más de 10 años no significaba que no hubiera intentado cambiar la postura completamente equivocada del Reino Unido. Incluso ahora, estoy haciendo todo lo que de mí depende para cambiarla. He intentado transmitir la verdad sobre Rusia a todos los primeros ministros desde Cameron en adelante: Theresa May, Boris Johnson, Liz Truss, Rishi Sunak y ahora Keir Starmer.

Sería mentira decir que mis esfuerzos han sido en vano. En 2022, mi propio país, el Reino Unido, me impuso sanciones por mi trabajo en Rusia. Soy el único británico sancionado por el Reino Unido. Sin embargo, sigo siendo un británico patriota, tan positivo y optimista como siempre.

Pero si no cambia la tendencia de los líderes británicos incompetentes, mentirosos, deshonestos e inútiles ante el poder, puede que yo mismo tenga que volver a la Gran Bretaña y convertirme en Primer Ministro; parece que puede ser la única forma de cambiar la postura totalmente equivocada del Reino Unido.
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